Han
pasado varias horas, no puede contar cuanto tiempo exactamente, no tiene
suficiente fuerza en la mente más que para seguir respirando, su nariz está
congestionada así que inhala y exhala por la boca, suave y lento el aire entra
y la acaricia, le da paz, la cura, luego sale y calienta su garganta y boca,
que placentero es respirar, la eleva, la suaviza, la libera. sabe que pronto
alguien la encontrará, pero no quiere apresurar ese momento ya que intuye que
una vez se mueva, el entumecimiento que tiene y le evita sentir en su cuerpo el
dolor, se desvanecerá y sucumbirá al desgarramiento de su alma y carne.
Se
oye un goteo constante y rítmico que la hipnotiza, tiene tantas ilusiones
mentales que le ayudan a desaparecer y
olvidar que, prácticamente es, como si ya hubiera dejado de ser ella, el goteo
la aleja del espacio en el que está, el agua tibia en parte por el calentador
en parte por su sangre, le hace olvidar su desnudez, la debilidad en el corazón
roto y el vacío de su alma robada enfocan su mente en sobrevivir, en respirar…
Como
describir esos momentos silenciosos, ese tiempo alargado y esa tristeza en el
aire, como explicar un dolor tan inmenso y destructivo, solo vacío hay en la
habitación, la porcelana blanca e inmaculada del baño se proclama fría y
desabrida, las cortinas de velo alrededor de la tina se ven tenebrosas junto al
agua ensangrentada, y su cuerpo inmóvil absorbe toda la vida que alguna vez
pudo haber en la habitación, su cara con morados y sangre, sus ojos, con lágrimas
que no dejan de brotar, fijos en el espejo donde todas las mañanas su rostro
brillaba y sus labios pálidos y partidos no solo por el golpe inicial, sino
porque lleva demasiado tiempo respirando por la boca.
Escucha
a Mary regresar del mercado, inmediatamente se hace consciente del tiempo que
ha pasado, mientras ella debía bañarse Mary atendía al personal de su casa,
luego se iba al mercado a comprar los insumos para la semana, eso le tomaba
aproximadamente dos horas, ahora mismo debería estar organizando la despensa e
iniciar el almuerzo, deben ser pasadas las diez. En ese momento recordó cuando
cumplió quince y le dijo a Mary que de ahora en adelante ella siempre se haría
su desayuno, cocinar era de las actividades que más le hacían feliz. Que
oportuna había sido esa decisión para el día de hoy, si no hubiera sido así,
hacía rato Mary habría subido y la habría encontrado, quizás le habrían
lastimado también a ella o peor, quizás la habría visto así, inmediatamente
regresa en sí, siente un frio en el cuerpo y un cólico desgarrador en su
vientre, Mary la va a ver así, no puede permitirlo, parpadea y se endurece,
ella sabe que puede, ella sabe que es capaz, no puede ocultar los golpes en la
cara y el resto del cuerpo, pero si puede evitar que la vean en la tina desnuda
y sangrando.
Respira
profundo y coloca las manos sobre los bordes de la tina, ya la decisión está en
su cerebro, se va a levantar, sabe que puede y con toda la fuerza, inexistente,
se levanta, coloca seguro en la puerta del baño, vacía la tina y abre la llave
esperando que con eso la sangre no se pegue y se vaya por el desagüe, se seca y
coloca la bata, que dolor tan infinito, pero sabe que pronto terminará, mira su
rostro en el espejo, esos golpes no se pueden ocultar, siente sangre correr por
sus muslos, eso tampoco lo va a poder ocultar, piensa en cómo debe estar herida
internamente, debe ir al médico, no lo puede ocultar, abre la puerta del baño,
atraviesa su cuarto, sale y así tal cual tomo fuerza para levantarse de la
tina, tomó fuerza para gritar –Mary ayúdame.
Al
borde de la escalera se desvaneció.
Violencia contra la mujer. Rigurosidad descriptiva aviva los tintes de suspense. Mantiene la intriga; roba la atención. Me gusta, pero aun mas el hecho de que al verdugo nunca le muestres o describa su faz; su infame rostro son los cobardes golpes perpetrados y la sangre derramada. Es su acción violenta y misogina imperdonable.
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